La cultura de escribir

Es como un proceso. Como levantarse, vestirse y caminar. Como comprar un disco, abrirlo y ponerse audífonos. Lo distinto es que necesito de cigarros, algo de café y un motivo. Siempre.

martes, 13 de julio de 2010

Querido Matías:

Te escribo para que leas y sonrías, y te acuerdes de la vez en que me regalaste un barco de papel hace tiempo o cómo me enseñabas a tocar melódica. Te escribo para contarte que sé cómo me enamoré de ti, y por qué nunca me negué a amarte, porque nunca pude haberme resistido ni a tu manera de hablar, ni a tu pinta bonita, ni a cómo tocas la guitarra. Ni menos, a tu risa.

Te escribo para simular la sensación de encontrar una carta escondida en tu propio bolsillo. Te escribo para no dejar de escribirte nunca, y que me encuentres en cada lugar tuyo, en los lugares que yo recorro y miro como viendo una exposición de mi artista favorito.

Te escribo porque nunca pude no haberme encantado de conocerte y volverte a conocer cada minuto y cada vez. Me llamo Beatriz, y a veces así entro y salgo de lugares, me río en tu puerta, te canto en el cuello, duermo en tu cama, toco tu guitarra, me aprendo tu voz, te beso despacio, canto canciones. Y te escribo.


Tuya,
Beatriz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario